Cantautor. Fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana.
Ir a una función de La Colmenita es como hacerse varios regalos a la vez. Uno de ellos es que son muy disfrutables sus puestas en escena, sus actuaciones, su música y sus interpretaciones.
Otro es que, si alguna vez olvidaste ser niño, aquí no sólo lo recuerdas sino que puedes volver a vivir algunas maravillas. Es una gran lección estar en una sala enorme, llena de esos seres que persistimos en llamar “pequeños”, y ver que para ellos apenas existen los tan mencionados problemas de comunicación. Es contagioso ver como se saludan y se sonríen antes de pensar que relacionarse pudiera ser problemático en algún sentido. Los niños no prejuzgan a los otros por su manera de pensar o por su color, por su creencia religiosa o por su poder adquisitivo, por su tamaño, forma de vestir, o por lo que sea. Ir a ver La Colmenita ―uno piensa―, es asistir a un concierto de la empatía y la amistad sin límites.
¡Muchas gracias, a todos los niños que hacen La Colmenita !
Y ¡gracias, Tim!, ―por ayudarnos a volver a esa región que no debemos extraviar.
Silvio Rodríguez.
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